ligamento cruzado anterior

¿Qué es el ligamento cruzado anterior?

¿Qué es el ligamento cruzado anterior?

El ligamento cruzado anterior es una multitud de fibras colágenas que su recorrido va entre el fémur y la tibia, en sentido oblicuo. Está ubicado en el interior de la articulación de la rodilla. Es un tramo bastante pequeño, pero aun así es de vital importancia. El nombre viene porque tiene esa forma, el ligamento cruzado anterior (delante) se cruza formando una ‘X’ con el ligamento cruzado posterior (detrás).

Lesiones que puede sufrir

Es el ligamento que más probabilidad de lesión tiene. Cualquier cambio repentino en la dirección de la rodilla, cualquier desaceleración, puede provocar una lesión. Es muy típica en las actividades deportivas, de hecho dos tercios de las lesiones provienen del deporte, y la mayoría de afectados son personas jóvenes. Un ejemplo de lesión sería: al caer o apoyar mal la pierna, o una parada en seco después de un sprint o carrera.  Es más frecuente que le ocurra a una mujer que a un hombre, debido a las características anatómicas.

Las lesiones más destacadas son la rotura del ligamento cruzado anterior. Esta puede provocar inestabilidad al paciente, además de que le puede dar la sensación de que la rodilla no le aguanta, inflamación de la articulación, impedimento para apoyar la pierna o traba a la hora de doblar y estirarla. También puede haber una deficiencia crónica, a causa de una rotura no reciente o una elongación-estiramiento por algún golpe no reciente en la rodilla.

¿Cómo tratar las patologías del ligamento cruzado anterior?

Estas lesiones no se pueden curar por sí solas, deberá indicarse un especialista en traumatología como se debe tratar y si se necesita cirugía o no.  En el caso de que no sea necesario la cirugía, se recomendará:

  • Si el paciente es una persona mayor y realiza muy poca actividad física.
  • Según como sea la estabilidad de la rodilla, si es buena y si el paciente no realiza mucha actividad física.
  • En el caso de que no haya otro tipo de lesiones que hagan necesario otro tratamiento (rotura de meniscos, de ligamentos o de cartílagos).

No operarse significa cumplir un periodo de rehabilitación donde el paciente deberá fortalecer la musculatura cuádriceps y los isquiotibiales. Será necesaria una rodillera para llevar a cabo ciertas actividades deportivas o andar.

La cirugía, en cambio, permite la recuperación total de la lesión y articulación. Podrán recurrir a ella los pacientes con roturas recientes y un estilo de vida activo, personas con deficiencia crónica en el ligamento y  pacientes con rotura en el ligamento cruzado anterior y deportes de impacto.

Si estas personas no se operan, podrían no volver a hacer una actividad física en condiciones. Además de que podrían pasar por otras lesiones como las de menisco, ligamentos o cartílagos.

La operación se realiza mediante una artroscopia, es decir, se hacen dos o tres incisiones de menos de un centímetro. La parte dañada se quita y se realiza un injerto, que se puede coger de la misma rodilla. Varias semanas después del injerto se unirá al hueso. Para que esto ocurra se utilizan tornillos de titanio o tornillos bioabsorbibles.

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