El esguince de tobillo es una lesión que todos conocemos, que la gran mayoría de nosotros la hemos sufrido, en la que a veces, después de unos días de dolor y algo de incapacidad acaba desapareciendo sin pena ni gloria y nos olvidamos del problema.
Otras veces dado a la severidad del traumatismo el grado del esguince es más elevado y la recuperación del tejido es algo más complicada y requiere de tratamiento de fisioterapia y de adaptación hasta que desaparece el dolor.
Los dos casos anteriores serian lo deseado si sufrimos esta lesión, pero bien es cierto que, en muchas ocasiones, algunas personas que pueden ser deportistas o no, mantienen un cierto dolor pasado un mantenido tiempo, gente que describe que de vez en cuando le da un “pinchazo” el tobillo al andar o correr, a veces los describen como una sensación de inseguridad o debilidad del tobillo el cual “se va” con facilidad o bien muestran una pequeña inflamación con dolor después de hacer actividad deportiva. Todo lo descrito anteriormente muchas veces es definido como el esguince mal curado, algo bastante común pero sencillo de solucionar si se aborda de manera correcta.
¿En que se basa el esguince?
Para entender el porqué del ‘esguince mal curado’, primero vamos a explicar de manera muy sencilla en que se basa el esguince.
De manera habitual un esguince suele producirse cuando por algún gesto forzado llevamos nuestro tejido ligamentoso más allá de sus límites de elasticidad, produciendo así una respuesta dolorosa, que se alargará más o menos en el tiempo según la gravedad de este.
Si el traumatismo no es demasiado grande, después de la respuesta dolorosa, estimulada por la sobretensión de diferentes estructuras como ligamentosas, nerviosas, musculo tendinosas, etc. Se generará una acción-reacción y el tobillo volverá a sus posiciones habituales, manteniendo cierto dolor pero que de forma relativamente rápida desaparecerá.
Si el traumatismo es algo más severo puede causar la rotura de algunas fibras ligamentosas i verter algo de líquido sinovial, en este caso ya podría causar algún problema (que veremos más adelante), pero normalmente se soluciona de manera fácil.
Cuando el traumatismo ya es más grave suceden las grandes roturas parciales de fibra del ligamento (a veces total), provocando un gran sangrado (hematoma) y la inflamación, la cual es necesaria para la correcta reparación del tejido (por eso no es recomendable ingerir AINES en estas lesiones). Hay que diferenciar entre un vertido de líquido sinovial, que suele presentarse como una pequeña (o no tan pequeña) bola, la cual a la palpación no es dolorosa, que no muestra cambios de temperatura y que no es difícil que se reabsorba, a una inflamación real, que es un complejo proceso de reparación de tejidos, el cual suele doler a la palpación, muy incapacitante, donde la temperatura de la zona suele estar aumentada y que le cuesta más desaparecer de manera completa.
¿Cómo se recupera el esguince?
En lesiones de este tipo raramente se ve afectada solo una estructura, aunque evidentemente tendremos un actor principal, lo más habitual serán las fibras rotas del ligamento. El abordaje en este momento de la lesión no será otro que respetar la propia naturaleza del proceso de regeneración y reabsorción, para ello uno de los protocolos más aceptados es el POLICE (P=protección, OL=carga óptima, I=hielo, C=compresión, E=elevación). Con este protocolo lo que se pretende es controlar la inflamación, que no eliminarla, con la compresión, elevación o el hielo (el hielo hoy en día está muy discutido, pero no entraré en este tema) y, por otra parte, la adaptación de nuevo del tejido a la movilidad y fuerzas normales con la carga óptima (siempre sin dolor).
En ningún caso usaremos el reposo o la inmovilización, eso lo único que hará será crear fibras nuevas sin adaptaciones a movilidad o carga, apareciendo quizá alguna adherencia con futuros problemas. Como hemos comentado tampoco trabajaremos con dolor, ya que eso no genera adaptaciones y si más inhibiciones musculares que derivará en más problemas, ya que no estamos respetando los procesos normales del tejido.
Otra parte del tratamiento será recuperar la fuerza muscular de los músculos inhibidos después de la inflamación, conjuntamente con la movilidad normal de la articulación para llegar a su rango de movimiento normal, esto ayudará a tener una buena propiocepción (explicada anteriormente en el blog) y así no tener esa sensación de debilidad.
De forma más específica en la movilidad, deberemos tratar el recentraje articular. Como dice el nombre se trata de centrar la articulación, para entenderlo, cuando sufrimos el gesto lesivo, el ligamento se sobre estira y genera una fuerza muy fuerte en el hueso donde está enganchado, pudiendo moverlo o incluso a veces arrancarlo (fractura por arrancamiento), este movimiento que genera saca sutilmente el hueso de su posición exacta, produciendo una mala mecánica en la articulación que suele derivar en dolor a ciertos movimientos y incapacidad de hacer todo el recorrido articular. Por lo tanto, deberemos recuperar la posición normal.
Finalmente deberemos tratar la parte miofascial o las tensiones musculares generadas en el momento de la lesión, que en ocasiones provoca puntos gatillo (normalmente en musculatura peroneal), que si no se tratan de manera correcta provoca persistencia de la molestia.
En condiciones normales, después de todos estos pasos el dolor debería remitir y la vuelta a la actividad o práctica deportiva se debería poder realizar sin problemas.
¿Cuándo aparece el esguince mal curado?
Esta sensación de que el tobillo no se ha recuperado ha recuperado del todo aparece normalmente cuando nos saltamos u obviamos uno o varios de los pasos mencionados anteriormente, para sintetizarlo lo dividiremos en los siguientes puntos:
- Mal recentraje articular y presencia de puntos gatillos: aunque sean dos cosas distintas, muchas veces están juntas, cuando esto ocurre, podemos notar alguna tensión en la zona o algunos pinchazos en ciertos gestos, a priori es algo que no cuesta de solucionar.
- Falta de fuerza o movilidad, mala propiocepción: es muy habitual que suceda esto en esos casos de sensación de tobillo débil, con poca seguridad y que ‘se va’ con facilidad. Es algo más lento, pero es fácilmente recuperable con un buen trabajo de potenciación.
- Inmovilización, no respeto de las cargas óptimas y poca adaptación: todo esto repercute en la creación de tejido de mala calidad, el cual no soporta de manera eficiente las cargas, muy habitual en esos tobillos que después de realizar actividades físicas se inflaman y duelen (suelen doler durante la actividad también). En este caso la recuperación idónea es algo más costosa, será un poco más prolongado y pesado, pero con buen pronóstico si se hace un buen trabajo de potenciación, adaptación y movilidad.
Desde Vilalta, nuestra clínica de fisioterapia en Sitges tratamos de trabajar de manera óptima y efectiva para que no aparezcan futuros problemas y nuestros pacientes pueden realizar sus actividades de manera normal.