La propiocepción es un concepto que lo habremos escuchado más de una vez, sabemos que es algo que hay que trabajar para recuperar o prevenir lesiones, que tiene que ver con el equilibrio y que de manera permanente se relaciona con el maldito bosu (más adelante explicaremos lo de maldito).
Es cierto que es algo que es importante trabajar, pero para hacerlo de una manera óptima, debemos conocer bien en que se basa y cuáles son las mejores condiciones para la reforzarla.
¿Qué es la propiocepción?
Como descripción la podríamos definir como la consciencia de nuestro cuerpo en el espacio, es decir, mientras estás leyendo este post sabes perfectamente en qué posición está tu cuerpo sin mirarlo, sin ni siquiera pensarlo. La capacidad de poder recibir toda esta información es nuestra propiocepción, y todo esto es debido principalmente a tres estructuras:
- Receptores articulares: Estos receptores están colocados entre las fibras de los ligamentos y de la capsula articular. Cuando la articulación hace algún movimiento los receptores serán presionados por las diferentes estructuras, a modo de botón, lo cual provocará un potencial que se enviará a nuestro cerebro a través del sistema nervioso, el cual interpretará esa información para saber en que posición está.
- Órgano tendinoso de Golgi: Es parecido a los receptores articulares, la diferencia es que está colocado entre las fibras del tendón y que la información que envía en el momento de ser presionado es la fuerza que estamos realizando, así nuestro cerebro al recibirla podrá responder calibrándola de manera exacta y hacer un movimiento mas efectivo.
- Husos musculares: Estos están colocados entre las fibras del musculo, algunos músculos tendrán más, ya que son músculos de más precisión y hay músculos que tendrán menos, por ejemplo, un bíceps. El huso capta principalmente el cambio de longitud del músculo y a la velocidad que lo hace. Igual que en los casos anteriores esta información será enviada al cerebro, para que interprete y envié una respuesta. Esta respuesta será una activación de la musculatura sinergista y una desinhibición de la antagonista, es decir que toda la musculatura relacionada con ese movimiento se active de la manera adecuada para realizarlo de la manera más coordinada y efectiva.
Todas estas informaciones sumadas a la del equilibrio con el sistema vestibular situada en el oído, mas las que envíen los receptores de la piel (sensibilidad) y a la propiocepción inconsciente (sistema más complejo regulado por nuestro cerebelo), formarán una consciencia total de nuestro cuerpo, lo cual generará las respuestas apropiadas en diferentes situaciones, por ejemplo, cuando tropezamos, la gran mayoría de veces tenemos la capacidad de reaccionar para no caer o si caemos poner las manos, y todo esto sin tener que pensar.
¿Cuándo falla o perdemos la propiocepción?
Responder esta pregunta es fácil de responder, básicamente cuando falla uno de los sistemas anteriormente mencionados, aunque cierto es que depende lo que falle el abordaje será distinto.
Cuando falla el cerebelo, normalmente suele tratarse de patologías graves, por ejemplo, el Parkinson, que, desde la fisioterapia, a no ser que sea especializada en neurología, poco tenemos que hacer.
Por lo que respecta a la sensibilidad y al sistema vestibular, de forma general, también suelen ser patologías que deben ser tratadas por otros profesionales, aunque hay algunos casos más concretos que podemos abordar desde la fisioterapia con maniobras específicas.
Pero en este caso los que más nos interesan, son los tres primeros, los cuales podremos abordar de manera completa desde la fisioterapia, vayamos por partes:
- Receptores articulares: Suelen fallar cuando el tejido se ve expuesto a una sobretensión a la cual no se está adaptado, donde hay una incapacidad de reacción de nuestro sistema, esto provocara que pueda haber lesiones en el tejido, por ejemplo, un esguince. A demás, después del esguince el ligamento perderá tensión, lo cual provocará que pueda producir menos presión al receptor cuando hay algún movimiento, por lo tanto, habrá una pérdida de propiocepción, facilitando futuras lesiones.
- Órgano tendinoso de Golgi: El proceso es parecido al descrito anteriormente, cuando la fuerza realizada es demasiado grande, aparece un inhibidor, que dejará de producir fuerza, lo cual será un mecanismo de defensa, si eso no sucede el tendón podrá romperse.
- Husos musculares: En este caso cuando hay un estiramiento muy brusco y rápido del musculo, el huso envía la información y se produce lo conocido como reflejo miotatico, es decir, una contracción. Si esto se produce de manera exagerada aparecerá la ‘contractura de defensa’, en cambio, si el sistema no es capaz de hacer esto aparecerá la rotura muscular.
También se producen problemas con musculatura acortada, ya que el huso pierde tensión, por lo tanto, capacidad de enviar información.
Como curiosidad también comentar que la vibración hace aumentar mucho la sensibilidad del uso, lo cual provocará contracción del músculo.
¿Cómo y por qué trabajar la propiocepción?
Llegados a este punto el por qué parece bastante obvio, ya que, si trabajamos bien nuestra propiocepción, damos a nuestro cuerpo más herramientas para reaccionar en ciertas situaciones y tener un rendimiento mucho más eficiente y previniendo futuras lesiones.
Vamos a verlo de manera más gráfica, por ejemplo, en el fútbol, cuando un jugador choca a otro con intención de derribarlo, si este tiene una buena propiocepción, la pierna tendrá la capacidad de provocar las contracciones musculares necesarias para mantenerse en pie y con la fuerza adecuada para no provocar exceso de fatiga, si esto no es así, el atleta caerá al suelo o bien la articulación realizará algún tipo de gesto lesivo.
Otro claro ejemplo es el running en montaña, si el corredor tiene una buena propiocepción en los tobillos, es mucho menos propenso a sufrir esguinces por la irregularidad del terreno, ya que su pie tiene la capacidad de reacción a los cambios de dicho terreno.
También será necesario en los deportes que sean muy técnicos, donde hay que mecanizar movimientos, por ejemplo, halterofilia, donde hay una gran importancia en realizar de manera exacta una secuencia de ligeros movimientos para levantar un gran peso, si hay una buena propiocepción, habrá una gran mecanización, con una activación muscular exacta, lo cual provoca una mejor eficiencia, reduce la fatiga y evita posibles lesiones.
Y a la pregunta de cómo, la respuesta también es sencilla, simplemente con adaptaciones, es decir, entrenaremos a los tejidos en situaciones parecidas a las que queremos que se desarrollen, para cuando sea el momento, sepan actuar. Siempre de manera progresiva, si el individuo tiene poco entreno, no podemos someterlo a grandes cargas, así que empezaremos por lo básico e iremos aumentando de manera progresiva.
Para entendernos, después de un esguince, al principio trabajaremos haciendo ejercicios en el tobillo con los dos pies apoyados en el suelo, conforme evolucionemos, podremos realizar ejercicios con solo un pie en el suelo.
Con el ejemplo del choque en el futbolista, se podría empezar con pequeños empujones de manera lateral, aumentando la intensidad de estos y seguir evolucionando, por ejemplo, chocando de manera lateral en el aire después de realizar un salto.
Por lo que respecta a deportes técnicos, esto se entrenará a base de repetición, contra más repitamos el gesto de la manera adecuada, más lo mecanizaremos y más fácil será de realizar.
Por ese mismo motivo, al principio del post he dicho maldito bosu, ya que es muy común ver rehabilitaciones de tobillo poniendo al paciente encima un bosu, o incluso ver gente que para entrenar hace sentadillas encima de él. Este acto es bastante estéril, ya que estamos sometiendo a los tejidos a estímulos falsos e irreales, aunque tengamos la sensación que haya más contracción, el tejido se adapta a cosas innecesarias (ya que en pocas situaciones en la vida real nos vemos sometidos a sensaciones como la del bosu) y no se adapta a lo que si tiene que hacer, haciendo un ejemplo un poco exagerado es como si entrenas hockey con un bate de béisbol o futbol con una pelota de baloncesto, en los dos casos será un entreno inútil y poco efectivo
Desde Vilalta, nuestra clínica de fisioterapia en Sitges trabajamos para realizar una recuperación completa y óptima para el paciente, recomendado lo que sea necesaria para evitar y prevenir lesiones.